martes, 23 de noviembre de 2010

Proyecto de novela (esta vez, real)

Veo que nadie lee lo que escribo. Está bien. Me gusta. Nunca escribí un diario íntimo, me parece algo ingenuo. Por lo menos, ególatra. Pensar que hay un evento trascendente por cada día de vida es una estupidez fanfarrona. Me gusta. Nunca lo había pensado. Me gusta y -esto sí- me siento a gusto con la derrota. No soy de esos que dicen que no escriben para ningún lector, pero encuentro interesante la figura del que quiere ser leído y no lo es. Una vez había pensado que tal vez la literatura de mercado no es tan mala. Imaginé, además, un escritor ubérrimo (por BlackBerry) de mercado, que escribe todo pensando en el lector, en las convenciones, en la trama, en los personajes, todo al extremo: hasta producir un cliché insostenible pero repetido una y otra vez. Sería vanguardistísimo, porque llevaría hasta últimas instancias la mediocridad de la ficción (que no es lo mismo que la mediocridad de la realidad)

Estoy a punto de escribir una novela -a punto de empezar a escribir- la mejor de todas. Llevo como lema la frase la siguiente siempre es la mejor. No es por vanguardia, es más una forma de seguir viviendo. No sé hasta cuándo lo voy a sostener porque

Y a veces dicen que los escritores tenemos un don -el don de la palabra. La frase es lo más estúpido que leí en mi vida (aunque mi vida es tan corta... cómo decirlo... nene de pecho... úteros blandos... firmes labios de sexo... en fin... siempre encuentro frases más pelotudas de mi vida, todas son frases más pelotudas de mi vida): el poder escribir no es un don. En todo caso el don es el ocio para escribir. Escribir bien es tan útil para el escritor cmo cazar mariposas. Incluso el "poder escribir" es nocivo. Apuntes: Beckett, Kafka, Borges, ir en contra, siempre en contra

y tiene nombre de número, de número imaginario, tal vez, quién sabe. Muy metafísica, total, novela impermeable y esponja

en suma:una cagada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario